Exposición ÉBOLA de Daniel Berehulak

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[panel style=»info» text_align=»left»]MONROVIA, LIBERIA – 5 de septiembre 2014: James Dorbor, de 8 años de edad, afectado de ébola, es trasladado por los sanitarios al centro de tratamiento de ébola JFK en Monrovia, Liberia. Edward Dorbor, su padre, llevó a James a la clínica S.O.S. cercana para recibir tratamiento pero, al ser un hospital ordinario, el personal médico tuvo demasiado miedo de tratar al niño por estar sufriendo síntomas sospechosos de ébola: debilidad extrema, pérdida del apetito, frecuentes visitas al baño y vómitos. El pequeño fue enviado a las instalaciones del centro de tratamiento de ébola JFK. Ese día fue caótico fuera de la unidad de tratamiento JFK. Un niño yacía muerto en la parte trasera de una ambulancia, mientras tres miembros de su familia estaban sentados en la parte posterior con él. Dos miembros de una familia yacían en la parte trasera de taxis sin poder moverse y varios otros en la parte trasera de otros coches. Otras personas yacían sobre la tierra, debajo de un cobertizo, demasiado débiles para levantarse, acostados en bancos. James estuvo fuera del centro de JFK durante horas. Edward luchó duro para tratar de dar de beber líquidos a su hijo pero fue en vano. James convulsionó mientras yacía en el suelo, fuera del centro de tratamiento de ébola y durante un momento permaneció inmóvil. Los espectadores quedaron boquiabiertos y aunque Edward reaccionó creyendo que su hijo había muerto, el niño se aferró a la vida durante unas cuantas horas más. Las puertas del centro abrieron a las 16:00h y otros enfermos acudieron a la clínica dejando James en el suelo ya que él era incapaz de moverse. Su padre tenía demasiado miedo de llevarlo, porque sólo tenía un par de guantes y la gente que estaba alrededor estaba preocupada porque Edward había tenido demasiado contacto con su hijo. El padre corrió hacia la pesada puerta y la golpeó para llamar la atención del personal a quienes informó frenéticamente sobre el estado de James. Después de un tiempo, solo después de que Edward rogase ayuda una vez más, el personal médico se puso trajes de protección y salió de detrás de la puerta de hierro. Desinfectaron el área a su alrededor, y planearon tácticamente cómo llegar al niño de forma rápida y segura para ellos mismos. Los trajes que llevaban no estaban cubiertos por el cuello, por lo que agarraron al muchacho de cada brazo y lo ingresaron en la clínica. Según los funcionarios de salud, James falleció poco después de ser ingresado ese mismo día.[/panel]

Cuando se cumple el primer aniversario de la declaración oficial de la epidemia de ébola en África occidental (23 de marzo de 2014) PhotOn Festival presenta en el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) la exposición Ébola de Daniel Berehulak, fotoperiodista australiano premiado internacionalmente por su trabajo en Liberia, segundo país del mundo más afectado por la enfermedad. PhotOn Festival produce la exposición de este trabajo que se muestra por primera vez en España, tras haber sido expuesto anteriormente en Nueva York.

La exposición, que permanecerá abierta del 28 de marzo al 24 de mayo, muestra 50 imágenes tomadas durante los 100 días que Daniel Berehulak trabajó cubriendo la crisis por la epidemia del ébola en Liberia, Sierra Leona y Guinea para The New York Times. “Aterricé en Monrovia (Liberia) el 22 de agosto de 2014. Durante los tres meses que he estado en el terreno, he sido testigo de lo peor del virus: arrebatando la vida de muchos, sin importar su edad, dividiendo comunidades, destrozando hogares, disolviendo sueños y colapsando un todavía frágil sistema sanitario. Durante este tiempo, para conocer de primera mano los cuidados que se dispensa a las personas afectadas, un periodista y yo nos introdujimos durante tres semanas en un centro de tratamiento contra el ébola en la Liberia rural”, explica Daniel Berehulak.

Las fotografías incluyen retratos en blanco y negro de los trabajadores sanitarios que arriesgaron sus vidas para salvar las de los demás e imágenes en color que explican de una forma exhaustiva las dificultades cotidianas en medio de una epidemia que se ha cobrado la vida de más de 10.000 personas y sigue activa. Con imágenes del entorno urbano y también rural, Berehulak describe de forma gráfica una dura panorámica de la empidemia.

“Los equipos sanitarios de enterramiento no paraban de cruzar la capital de Liberia, el primer entorno urbano afectado por el virus. Estos equipos se desplazaban con los uniformes de seguridad, escoltados por vehículos policiales y seguidos por camiones con sudarios especiales preparados para ser llenados con cuerpos llevados al crematorio al final de cada día. Estos equipos recogían a personas muertas en la calle, mientras que las ambulancias se apresuraban en recoger a las personas infectadas en sus casas”, precisa el fotoperiodista. “Como la epidemia continúa, las tradiciones religiosas y tribales se han ajustado pero la mayoría todavía tienen que cambiar para conseguir erradicar el ébola del África occidental y para contener la expansión. La lucha continúa”, explica.

En su trabajo, Berehulak cuenta de forma detallada historias particulares de reporterismo en el terreno con una visión cercana e informativa, mostrando secuencias completas de imágenes que acercan al espectador a la historia en primera persona. Berehulak realiza un trabajo minucioso, dando importancia a las personas anotando los detalles de cada entrevistado, su edad, cuál es la historia de su familia e incluso cómo terminan las historias los días siguientes a las instantáneas que muestra. Además, durante el tiempo que permaneció en el centro de tratamiento contra el ébola, Berehulak entrevistó al personal sanitario y realizó retratos en blanco y negro utilizando una sábana como improvisado estudio en un lugar donde los recursos son limitados. En la exposición se muestran 13 de estos retratos. Trabajar en primera línea de una epidemia que ha afectado a más de 24.000 personas, obligó a Berehulak a adaptarse a exhaustivos protocolos de seguridad para evitar que su propia vida estuviera en riesgo. “Antes de llegar a Liberia compré un equipo de protección que incluía 300 pares de guantes, 35 trajes PPE completos, botas de goma, cubrebotas, gafas de seguridad, máscaras quirúrgicas antivirus, precinto para aislar cualquier ranura entre la ropa y para pegar los tres pares de guantes que tenía que llevar”, explica el fotoperiodista. “Cuando trabajaba en las ambulancias o en los equipos de enterramiento, me vestía con todo el equipo de seguridad y, al desvestirme, era descontaminado con el resto de miembros del equipo sanitario”, precisa.

El trabajo de Berehulak ha sido recientemente merecedor de importantes premios como el POYi 2015 (Photographer of the year, EE.UU.); el premio Photo of the year 2014 con su trabajo “Ebola outbreak in Liberia” en el Istanbul Photo Award (Turquía); el George Polk Award for Health Reporting 2014 (EE.UU) y el máximo galardón en el FIPCOM 2015, Fujairah International Photojournalism International Competition (Emiratos Árabes). Sobre PhotOn Festival

Con esta exposición, PhotOn Festival inaugura su quinto aniversario y mantiene firme su apuesta por mostrar el trabajo de fotoperiodistas que trabajan en profundidad temas de la actualidad internacional. La presentación de Ébola da inicio a la edición 2015 que continuará en la semana de actividades PhotOn en el mes de mayo.

PhotOn Festival está organizado por un equipo de cerca de una decena de profesionales del fotoperiodismo y la comunicación que de manera no remunerada luchan por el fomento del fotoperiodismo como forma de comunicación y como indispensable herramienta para el cambio social. El festival organiza charlas, proyecciones, visionados de portfolios y un circuito expositivo por los principales espacios culturales del centro de Valencia como el IVAM, el Centre Cultural La Nau de la Universitat de València o el Mercado Central.

La quinta edición del festival se lleva a cabo gracias al patrocinio de la Fundación Cañada Blanch, el Centro Cultural la Nau, Olleros Abogados, Bels, Arquitectura Racional y Fujifilm España que apoya y patrocina uno de los premios de la Beca PhotOn. En esta edición contamos con el patrocinio y apoyo de Cervezas Turia, cerveza oficial del festival.

Más info: www.photonfestival.com

[panel style=»info» text_align=»left»]Daniel Berehulak liberia 2015-2Suakoko, LIBERIA – 12 de octubre 2014: Daniel Korha, de 36 años, que trabaja en la lavandería, de Foya en el condado de Lofa, posa para un retrato en la Unidad de Ébola Tratamiento condado de Bong el 12 de octubre de 2014 en Suakoko cerca de Gbarnga en el condado de Bong, Liberia. «Perdí uno de mis sobrinos. En ese momento, para ser muy franco, no creíamos que existía Ebola, por lo que estábamos haciendo las cosas con que la ignorancia. Ni siquiera ir a un centro médico. Tomé este trabajo para unirse el proceso de la lucha contra el Ébola en Liberia. Me siento feliz de entregar mis servicios a mi propia gente. Y me siento feliz cuando se están curados de esta unidad Ébola. Me siento orgulloso». Además de su sobrino, varios otros miembros de la familia del señor Korra han muerto de Ébola. Anteriormente, construyó carreteras y puentes. Su implicación con la clínica comenzó antes de que comenzó a operar; él estaba en un curso de capacitación en construcción que fue cancelada debido a la aparición, y que ayudó a construir la clínica en su lugar.[/panel]

[panel style=»info» text_align=»left»]Daniel Berehulak liberia 2015-3MONROVIA, LIBERIA – 28 de agosto 2014: Un equipo de enterramiento de la Cruz Roja de Liberia viste ropa de protección para recuperar el cuerpo de Edwina Doryen, de 24 años, que dio positivo por ébola y murió en la sala de aislamiento, una escuela cerrada, en el barrio de Westpoint el 28 de agosto de 2014 en Monrovia, Liberia. Una pareja muy enamorada, el novio de Edwina, Mark Jerry, se preocupaba por ella. En su última semana de vida, se lavaba después que ella y usaban sólo un cepillo de dientes entre ellos incluso hasta los últimos días. Mark llevó a Edwina a sus espaldas al centro de ébola donde ella finalmente falleció.[/panel]

[panel style=»info» text_align=»left»]Daniel Berehulak liberia 2015FREETOWN, SIERRA LEONA – 21 de noviembre 2014: Isatu Sesay, de 16 años, con síntomas de ébola se revuelve en el suelo delirando y con mucho dolor mientras se acuesta en un colchón de espuma 3 horas antes de su muerte el 21 de noviembre de 2014 en la comunidad de Kissi Town en Freetown, Sierra Leona.
La familia de Isatu es sospechosa de padecer ébola, virus que había acabado con más de 100 personas en su entorno en un brote reciente. Los familiares de Isatu Sesay llamaron inmediatamente a ambulancia. Una y otra vez. Más de 35 veces a lo largo de tres días, según dijeron voluntarios de la comunidad, un pueblo a menos de 45 minutos del centro de la capital, Freetown, donde el ejército de Sierra Leona controla un nuevo centro de mando del ébola compuesto por militares británicos y expertos extranjeros.
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[panel style=»info» text_align=»left»]Daniel Berehulak liberia 2015MONROVIA, LIBERIA – 18 de septiembre 2014: Miembros de un equipo de entierro de la Cruz Roja de Liberia, contratados por el Ministerio de Salud de Liberia, retiran el cuerpo de una supuesta víctima de ébola, Lorpu David, de 30 años el 18 de septiembre de 2014 en la calle Gurley en el centro de Monrovia, Liberia. «Vinimos aquí a por el marido la semana pasada, hemos vuelto hoy a por la mujer, y tal vez la próxima semana estemos de vuelta a por los niños», dijo Alexander Nyanti, de 23 años, miembro del equipo de enterramiento que recogía el cuerpo del céntrico barrio de Monrovia. Una semana antes, su equipo había visitado la misma casa para recuperar el cuerpo del marido, Sam David, la primera muerte de ébola en esa comunidad. La pareja compartía una habitación con sus dos hijos y la hermana menor de la esposa. «El niño no se encuentra bien», afirmó John Sackie, presidente de la comunidad, mientras cuatro miembros del equipo de entierro sacaban a la Señora David de una habitación oscura en la parte trasera de una casa, cada uno sujetando una extremidad. En la comunidad, otras personas ya habían sido claramente expuestas. Teddy Momo, de 36 años, sobrino del difunto esposo, dijo que había llevado la maltrecha Señora David a uno de los tres centros de tratamiento de ébola de la ciudad, que viajaban en el asiento del copiloto de un taxi, y que la Señora David compartió el asiento de atrás con sus dos hijos y su hermana. Rechazada por falta de camas, el grupo tomó el taxi de vuelta a Gurley Street. Pero la Señora David resbaló y se golpeó la barbilla en un camino pedregoso que conduce a su casa. Un vecino la llevó a su casa, donde murió en el acto, según explicó el Señor Momo.[/panel]