Sony ha apoyado el cine durante más de tres décadas

Sony 4K en CineEurope

Sony lleva décadas ayudando a los profesionales a realizar su visión creativa. Ha ofrecido su apoyo a una gran variedad de importantes directores de cine y fotografía independientes, proporcionándoles las herramientas necesarias para dar vida a sus historias y capturar la emoción en cada cuadro. Richard Lewis, ingeniero jefe de Sony Europe, explora la evolución de la cinematografía digital, desde los primeros experimentos hasta su papel protagonista en la actualidad.

Inicios

En los años 80 los cineastas profesionales empezaron a explorar con la grabación de imágenes en movimiento de forma electrónica en lugar de en cinta. En 1993, Sony presentó DigiBeta, que transformaría la economía de la producción de programas con la costosa película de 16 mm, para acabar convirtiéndose en el estándar de facto de las principales series y documentales. En el Reino Unido, el departamento de cine y televisión de la BBC destacó en la temprana adopción de la tecnología Betacam Digital.

La industria del cine se mostró mucho más reacia a deshacerse de su equipo de 35 mm y sustituirlo por la cinta de vídeo de definición estándar de la noche a la mañana. Para los principales estudios el celuloide seguiría siendo la opción preferente durante muchos años, pero para una generación emergente de jóvenes realizadores con poco presupuesto, la captura electrónica ofrecía un atractivo punto de entrada en el sector.

Por primera vez en la historia, los directores tenían una alternativa convincente a la película de 16 mm. Junto a la jerárquica producción del cine tradicional (director, director de fotografía, cámara, asistente técnico), surgió un grupo adicional de realizadores listos para «apuntar y disparar», armados únicamente con su videocámara y una idea sugerente. Innovadoras películas como El proyecto de la bruja de Blair (1999, filmada con la Sony HI-8) recaudó 140 millones de dólares USD solo en Estados Unidos, demostrando que existía un público internacional para las películas realizadas con tecnología de vídeo accesible y de bajo coste.

El vídeo siguió siendo una elección cada vez más popular en la década de 2000-2010, con una producción constante de películas y documentales de bajo presupuesto en formatos como DigiBeta y DVCAM. El movimiento Dogma 95 de Lars von Trier y Thomas Vinterberg floreció gracias en gran parte a la tecnología digital, que también recibió la acogida de autores tan reconocido como Wim Wenders, Mike Figgis, Spike Lee, Hal Hartley y Peter Greenaway.

El legado de Star Wars

2002 fue un año histórico para la cinematografía digital, cuando George Lucas y DP David Tattersall grabaron La guerra de las galaxias: Episodio II – El ataque de los clones por completo en HD 24p usando la cámara CineAlta HDW-F900 de Sony. Esta fue una de las primeras y más importantes producciones cinematográficas en las que el modelo digital sustituyó a la película analógica de 35 mm en el flujo de trabajo de una grabación cinematográfica convencional. Mediante la combinación de una cámara de Sony con la óptica de Panavision, la F900 marcó la introducción de CineAlta: la marca de Sony que distingue los productos de cine de gama alta de aquellos de las operaciones tradicionales de transmisión y las cámaras portátiles.

En el momento de su lanzamiento, Lucas trató de convencer a las salas de cine para que se pasasen a la proyección digital, un medio completamente nuevo en aquel momento. Lamentablemente, su visión todavía estaba algo adelantada a la época. Pocos eran los cines preparados para proyectar en digital, por lo que la inmensa mayoría del público tuvo que ver los originales en formato HDCAM transferidos al celuloide de 35 mm convencional. No obstante, Lucas ya estaba marcando el camino que seguiría el flujo de trabajo cinematográfico una década después.

Posteriormente Lucas utilizaría la Sony HDC-F950 más avanzada para grabar La guerra de las galaxias: Episodio III – La venganza de los sith (2005), con el nuevo formato HDCAM SR. La siguiente gama de la aclamada cámara CineAlta ofrecía mayor resolución y una mejor reproducción de colores que su predecesora.

La cinematografía digital ha suscitado fuertes opiniones en la comunidad creativa desde hace mucho tiempo. Como medio, no hay duda de que ofrece un gran número de ventajas con respecto al celuloide. Ya no es necesario preocuparse por la cara cinta de reserva o la corta duración de la película. La reproducción instantánea en el plató ahorra al director y el director de fotografía la agonía de esperar a la mañana siguiente para ver las tomas.

Sin embargo, estas ventajas operativas todavía se siguen equilibrando con un saludable debate sobre la calidad de imagen. Muchos directores se resistieron a la primera oleada del formato digital, destacando que el vídeo HD no era un competidor digno de la película de 35 mm en términos de detalle, gama de colores, tiempo de exposición y niveles de ruido. Y, por supuesto, también está el granulado de la película, consecuencia física del propio soporte, que ha proporcionado a los narradores de historias una potente y evocadora herramienta en sí mima. De igual modo, algunos directores de cine han optado por el formato digital como opción estética consciente. La grabación de Tron: Legacy (2010) con la Sony F35 permitió al director Joseph Kosinski y al director de fotografía Claudio Miranda obtener un aspecto distintivo en pantalla, tanto para adecuarse a la narración como a las escenas generadas por ordenador que dominan gran parte de la película.

El año 2009 fue testigo del lanzamiento de otro hito cinematográfico que silenciaría toda crítica sobre la viabilidad comercial del formato digital. Fotografiada íntegramente en 3D por DP Vince Pace, Avatar (2009) de James Cameron recaudó 2,8 mil millones de dólares USD empleando el sistema Fusion. Esta pionera configuración empleó dos cámaras HDC-F950 de Sony para capturar imágenes estereoscópicas con ayuda de un semiespejo.

Llegada de la F65

El siguiente paso en la evolución de CineAlta llegó en 2011 con el lanzamiento de la primera cámara con capacidad 8K de Sony, la F65. Gracias al sensor de 20 megapíxeles con el mismo tamaño que el fotograma completo de Super 35 mm con 3 perforaciones por cuadro, la F65 representaba un gran avance en lo que a calidad de imagen se refiere. Con una resolución cuatro veces superior a la de Full HD, por fin la resolución 4K lograba ofrecer imágenes a la altura de las del celuloide. Las cifras eran impresionantes, con un nivel de detalle, una gama de colores y una exposición que suponían el reconocimiento de que el formato digital se había hecho un hueco en el mundo del cine.

Hoy en día, CineAlta es cada vez más la opción elegida por los grandes nombres de Hollywood y los realizadores independientes. En mayo de este año, el director francés Jacques Audiard obtuvo la Palma de Oro en la 68ª ceremonia anual del Festival de Cine de Cannes por Dheepan, filmada por DP Eponine Momenceau con la F55 de Sony. Se trata de una nueva adición a la lista desde que Nuri Bilge Ceylan recibiera la Palma de Oro en 2014 por Winter Sleep, grabada por Gökhan Tiryaki con la F65.

Junto a la emblemática F65, otras cámaras de menor coste como la F55 y la F5 ponen la auténtica calidad CineAlta a disposición de presupuestos más limitados. Y, a medida que el formato 4K se convierte en la norma para la grabación de películas, nuestra industria ya comienza a centrarse en otros aspectos de la calidad de imagen. En su búsqueda de narraciones cada vez más envolventes, los directores ponen la atención en frecuencias de cuadro más elevadas, el alto rango dinámico (HDR) y un espacio de color más amplio y próximo al que percibe el ojo humano, como complementos de la mayor resolución de 4K.

«Sony cuenta con una comprensión de “la escena a la pantalla” registrada en su ADN. Escuchamos las necesidades de la comunidad cinematográfica para seguir creando y perfeccionando las herramientas y la tecnología que ayuden a los directores de cine a hacer realidad su visión personal», afirma Richard Lewis, ingeniero jefe de Sony Europe.

Más info: www.pro.sony.eu