Efti, exposición «modos de mirar»
Pensar la imagen. ¿Qué sentido tiene la fotografía, en un momento en el que hay más gente interesada en producir imágenes que en mirarlas?
La mirada, es quizá uno de los aspectos más enigmáticos y humanos que poseemos. Se cimenta sobre nuestras propias historias, experiencias y conocimiento del mundo. Es inalienable pero también es líquida y evoluciona en la medida que cambian esas experiencias, historias y conocimiento que vamos obteniendo del mundo.
Estamos asistiendo a un momento histórico de transformación global en la manera en la que creamos y miramos la fotografía. La fotografía, tal y como la conocíamos en el siglo XX, convive en paralelo con nuevos usos de la imagen contemporánea. Esta exposición comisariada por EFTI Centro Internacional de Fotografía y Cine, busca compartir una visión expandida de las diferentes estrategias del acto creativo y del uso de la imagen como herramienta expresiva.
Todo ello narrado a través de la complicidad de 60 autores de diferentes generaciones que, entre otros muchos, han formado parte del código genético de EFTI. Celebramos 30 años de un centro de formación y recursos, como agente activo y observador de la evolución del lenguaje visual de las últimas décadas.
Algunas de las piezas que forman parte de esta celebración son inéditas, otras son fragmentos de procesos aún abiertos, también encontraremos autores en diálogo directo con otros provocando nuevas posibilidades de comunicación, encuentro y desencuentro… Pero sobre todo, ésta es una propuesta que comparte reflexiones y preguntas en torno al porqué de la creación de imágenes en el siglo XXI.
EFTI, MODOS DE MIRAR es una invitación a observar la exploración de los límites de la imagen y su carácter ambivalente en nuestra era de la conectividad global.
¿De qué trata esta expo?
El lenguaje visual, es una herramienta tremendamente poderosa en este siglo XXI, o como bien dice Joan Fontcuberta: «Antes la fotografía era escritura. Hoy es lenguaje»
Esta exposición, EFTI, MODOS DE MIRAR o que bien hubiéramos podido llamar, MODOS DE HACER, entra dentro de esa intermitente búsqueda por querer entender, no tanto la expresividad del lenguaje visual y sus tendencias, sino qué diferentes relaciones llevan a comprometer a un autor con su herramienta y por ende, con el objeto de su trabajo. ¿Qué relación natural surge entre un autor y su trabajo? ¿Qué pulsión innata surge entre ellos dos?
Me resulta tremendamente interesante y diferenciador, poner el foco de esta exposición en algo que en apariencia es inocuo y pasa desapercibido. No se trata de obviar el resultado final del trabajo de estos 61 autores, esos trabajos han sido cuidadosamente seleccionados, son espléndidos y el visitante podrá disfrutar de ellos. Pero sobre todo, podrá tener una nueva visión de poder empatizar y conocer más de cerca la naturaleza del acto creativo de la pulsión de cada autor por embarcarse en uno u otro proyecto.
Cada obra se convierte en una excusa para adentrarse en la base de datos experiencial de cada uno de los visitantes. Activarla y ponerla en funcionamiento.
La fotografía, desde su nacimiento, ha sido revolucionaria, primero en su lucha ardiente para legitimar su papel dentro de las bellas artes y en la actualidad, en combate contra sí misma, superada por su propio éxito. Millones de fotografías son soltadas al ciberespacio con la certeza de que un alto porcentaje no tendrán un receptor. Quizá podríamos decir que la fotografía ha pasado de ser obra a ser mercancía… igual es un poco atrevido decir esto… pero de alguna manera es una sensación que muchos compartimos.
¿Qué sentido tiene la fotografía, en un momento como le siglo XXI, en el que hay más gente interesada en producir imágenes que en mirarlas? A esto contesta Boris Groys: que la estética no tiene ya cabida ni para la mirada hacia lo social ni hacia el arte, es decir, que ha perdido su antiguo lugar de enunciación. Añade: “Esto implica que el arte contemporáneo debe ser analizado, no en términos estéticos, sino en términos de poética. No desde la perspectiva del consumidor de arte, sino desde la del productor”
En esta era de la posfotografía, el pensamiento de Walter Benjamin “El analfabeto del futuro no será el inexperto en la escritura sino el desconocedor de la fotografía.” No puede ser más actual y reveladora en relación con la fotografía como lenguaje.
La fotografía inició la publicidad de lo privado y desencadenó en lo que hoy pudiéramos llamar la espectacularización de la intimidad que tanto caracteriza a esta era de Internet y la conectividad. ¿Qué necesidad subyace en cada uno de estos autores, habiendo tal cantidad ingente de fotos e imágenes producidas a cada segundo?
No podemos prescindir de la idea de que la conectividad es inherente a nuestra cultura actual y por lo tanto indisociable a nuestra manera de relacionarnos con el mundo.
“Todas las fotografías son un medio de transporte y una expresión de ausencia” John Berger, El séptimo hombre.
Algunos de los conectores o diálogos que planteo tienen fronteras escurridizas. Es complicado este ejercicio, no hay términos, categorías, ni tipologías absolutas. Así que no pretende ser ciencia, ni postulado. No todos los autores son consecuentes o fieles a un tipo de relación con todos sus proyectos a lo largo de su carrera. No tienen por qué serlo. Lo que aquí presentamos es poder conocer qué necesidad existe detrás del acto creativo.
Quizá podríamos decir que esta expo habla sobre la necesidad de estos autores (y en el fondo de todos nosotros, aun siendo sólo espectadores) de contar para entender, de asomarse al mundo e intentar explicarlo o interactuar con él desde la interrogación para intentar comprenderlo. A sabiendas de que la comprensión universal es una dulce utopía, pero que sin embargo merece la pena intentarlo porque el sólo proceso ya es suficiente recompensa.
Esta exposición cuenta con proyectos inconclusos, proyectos en proceso, proyectos nunca antes exhibidos que comparten espacio y narrativa expositiva con otras obras que sí han sido exhibidas anteriormente e incluso en algunos casos han sido o son icónicas.
Y sin duda el lugar donde poder hacer esto, es el marco de una escuela, la escuela como concepto clásico, como lugar de aprendizaje donde el error, el fallo y la imperfección juegan un papel protagonista, y donde permitirse errar, no es un lujo, sino una necesidad.
Resulta curioso darse cuenta de que las miradas y modos de mirar (título de esa exposición y slogan de la escuela desde hace 4 años en referencia al genial John Berger) pueden ser miles, sin embargo no son tantas las tipologías de relaciones que se dan entre un autor y su trabajo. Quizá porque en el fondo, pese a cualquier revolución, seguimos siendo sencillamente humanos con las mismas preocupaciones primitivas que durante generaciones hemos tenido.
Me gustaría que el público sintiera que no es tan diferente lo que él/ella vive/siente con lo que vive un autor/a, la única diferencia es que el autor/a se manifiesta creativamente y se compromete/explora con ese trabajo.
Los 61 autores que participan en esta exposición son francotiradores sin balas, agudos en su mirada, lanzan la primera frase, pero no por ello blindan las puertas de su diálogo con el público. Ese diálogo, pese a que pueda sonar un cliché recurrente, es un diálogo abierto.
La exposición está pensada y diseñada para que el visitante pueda disfrutarla libremente sin recorridos rígidos o estrictos. Hemos eliminado las paredes, para no crear laberintos, ni recorridos dirigidos. Pero sí hay una intención, y textos que apoyan esa guía para explicar cómo conviven autores con mismas maneras de entender y necesitar el hecho creativo.
Movida por ese mismo deseo de explorar el origen que milita detrás de cada uno de los proyectos presentados en esta exposición, lancé a los autores una näif pero nada sencilla pregunta al mismo tiempo: Tú ¿Por qué fotografías?
Y quizá, quien sabe, tras la visita a la exposición algún visitante pueda encontrar el rasgo esencial del uso de la imagen en nuestra contemporaneidad. O mejor aún, quizá consiga salir transformado tras un viaje inesperado.
Observadores.
Intuición.
Mirarse al espejo y preguntarse quién soy.
Asomarse a la ventana del mundo.
Lenguaje visual como forma de vida.
Están los autores que protagonizan la experiencia. No necesariamente plantean siempre un retrato de ellos mismos sino que establecen una relación íntima, sentimental y exhibicionista al mismo tiempo con la fotografía. La obra que absorbe al propio autor. El cuerpo o la experiencia en primera persona como campo de batalla. Tu cuerpo es un campo de batalla para la resistencia y la disidencia. Barbara Kruger . Los que residen en sus propias fotos. No hablan a través de su cuerpo, sino a través de su relación con la experiencia fotográfica.
Como los autores de esta expo: Pachi Santiago, Mara León, Veronika Marquez, Carole Alfarah, Rubén H. Bermúdez.
¿Es posible compartir experiencias? ¿Es posible la identidad de experiencias?
Hay otros autores que no son autores en el sentido renacentista del término, sino recolectores de las historias de otros incluso en un sentido estricto de lo material e inmaterial. El resultado es la cosecha de OTROS que el “autor” utiliza para su “creación-historia”. Les involucra en el proyecto para contar algo de aquellos y al mismo tiempo de su necesidad de contar.
Como en esta exposición hacen: Juan Valbuena, Angélica Dass, Carlos Spottorno, Aquellos que Esperan, José Ramón Bas…
También hay autores que juegan, que pasean. Salen al encuentro premeditado con lo inesperado. Simplemente salen a pasear con su mirada. La imagen como juego. El juego es una de las actividades comunicativas previas al lenguaje. El autor que juega con la imagen es aquel que encuentra en la aparente simplicidad de la actividad lúdica el mecanismo de aprendizaje, comprensión, trascendencia y relación con el mundo que le rodea.
Es ahí donde se mueven cómodamente Ricardo Cases o María Sánchez.
Metáforas, elipsis, pleonasmos, yuxtaposiciones… No podrían faltar los poetas que utilizan fragmentos de la realidad como figuras literarias, figuras retóricas, se aprovechan de ella para componer. Utilizan, fragmentan, cortan y pegan fragmentos de lo visible para coser sus historias. De-construyen para volver a construir en su propio beneficio, con sus propios intereses. Crean un léxico nuevo a partir de una nueva interpretación de los objetos.
También están los prestidigitadores. Aquellos que te hacen pensar que ves una cosa, te engañan y te seducen con su maestral manejo de un código visual, de unas convenciones, pero en el fondo te embaucan para llevarte a otro sitio. A veces un sitio incómodo en el que no sabes qué es real y qué no lo es. La eterna guerra entre ficción y realidad. Es su manera de trabajar con la imagen, jugar al despiste con el observador y a partir de ahí incorporarle en el juego.
Ejemplo: Mikel Bastida, Eduardo Momeñe, Juan Aballe o Gustavo Alemán.
Los militantes y transformadores, aquellos que confían en el poder transformador del mensaje. Utilizan la fotografía para cambiar el mundo, para poner el foco de atención en sucesos, situaciones, acciones… con las que están comprometidos.
Ejemplo: Walter Astrada, Gervasio Sánchez, Álvaro Ybarra, Manu Brabo, Daniel Mayrit…
Más info: http://www.efti.es/