DIS_PLACE. V (II) de José Carlos Casado
El artista multidisciplinar José Carlos Casado presenta sus últimas series (fotografía y video). Su trabajo examina las ideas escondidas detrás de experiencias universales tales como el nacimiento, el miedo o el sexo y el papel que la tecnología juega influenciando las imágenes que vemos todos los días.
Reconocido mundialmente: Water Tank Project en Nueva York y Broadway Augmentet en Sacramento, California, en Octubre 2014 navegará por el Ártico como parte del programa artístico-científico de la Arctic Circle Residency, expos individuales en Shanghai y EEUU, invitado por Swatch a crear un reloj de edición limitada presentado en la 55ª Bienal de Venecia, ha participado en más de 20 festivales internacionales de nuevos medios Sundance y ArsElectronica en los que ha ganado numerosos premios y reconocimientos, entre ellos una Beca de la Fundación Picasso, el Premio Leonardo a la Excelencia del M.I.T…. y dos Becas de la New YorkFoundation for the Arts. Creó NY/Anantapur en 2010, una fundación para recaudar fondos para construir escuelas en la India.
Su proyecto, realizado específicamente para la ocasión, presenta sus últimas series (fotografía y vídeo) realizadas en Estados Unidos, en las que el artista transforma la naturaleza estática de la fotografía en imagen-tiempo/imagen-secuencia por medio de distintos medios y estrategias narrativas.
La exposición describe un recorrido físico y temporal, una suerte de calendario estacional, que tiene como fondo la mirada sobre el paisaje y la naturaleza a través de las nuevas tecnologías.
El título se refiere al lenguaje en el que un programador informático se comunicaría con una computadora, basado en circunstancias: “haz esto, si no, haz esto otro.” El artista lo usa metafóricamente en su título para referirse a la idea romántica del viaje, lo que se gana y/o pierde a la ida y a la vuelta.
Articula una nueva narrativa entre ambos a partir de los usos que le permiten las nuevas tecnologías digitales, no hace sino actualizar esa antiquísima tradición que apuesta porque la imagen, plana, bidimensional, paralizada, concentre en su seno la mayor cantidad de secuencias, lapsos, cadenas temporales, un antes y un después… o varios, respectivamente, la magia-; que los ofrezca y despliegue de manera simultánea para nosotros, pero sin desembarazarse definitivamente de ellos, dejándolos atrás y en manos de nuestra memoria. Porque esta pregnancia de la imagen, definitivamente asociada en el lenguaje fotográfico al instante decisivo, impone en su lógica que el encadenamiento de lo visible corra hacia delante y hacia atrás con cierta soltura, pero haciendo patente la facultad de la imaginación para completar lo que no se nos presenta como cuerpo cierto, como presencia innegable, permitiéndonos actualizar en el momento del disfrute de la obra lo ya ido de ella o lo por venir al plano de encuadre.
Ese desplazamiento, esa desubicación (displace) –pero también reemplazo o destitución– a los cuales se alude desde el título general de las obras presentadas, es, a todas luces, tanto físico como temporal: el artista se propone transportarnos a un lugar plausible, viable, pero que para sorpresa nuestra no se alcanza tras superar las etapas lógicas del camino que conducirían a él.
El recorrido que nos señala Casado es el de un salto instantáneo entre secuencias consecutivas, su abrupta yuxtaposición y su fundido en un continuum que nos aboca a los territorios de la inquietante extrañeza (aquella Unheimlich freudiana) de lo ya visto que nos parece como nuevo, al desenvolvimiento de lo siniestro que anida en el interior de las cosas más sencillas y cotidianas convertidas, de golpe, en otras renovadas distintas. Este lugar (this place, cuya pronunciación en inglés se confunde con el juego de palabras displace), es, pues, otro.
Todas las obras presentes en esta muestra, sin excepción, se han realizado a partir de la cámara fotográfica del teléfono móvil; un iPhone, para ser más concretos. El artista ha capturado con esa tecnología democratizada en nuestro primer mundo instantáneas del paisaje que se le ofrecía por la ventanilla del coche o del tren en sus trayectos a la residencia artística de Robert Wilson (Watermill Center), en Southampton, Nueva York. Lo real es, por tanto, el punto de partida de sus recreaciones del espectáculo de la naturaleza, que, al cabo, se transforma en un espectáculo altamente sofisticado.
Como él mismo insiste, el recorrido procesual de su trabajo se resume en la fórmula “movimiento-estático-movimiento” tanto en sus dos series fotográficas como es sus videos.
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